domingo, 27 de abril de 2008

Tiempos

Y veo en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.
Y veo a un ángel poderoso que pregona a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?
Y nadie, en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, puede abrir el libro, ni aun mirarlo.
Y lloro yo mucho, porque no se ha hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Y uno de los ancianos me dice: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha venido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

Es la biblia, claro, y es el apocalipsis (5.1). Sólo un detalle, el original está escrito en pasado: vi en la mano derecha... vi a un ángel poderoso. ¿Hay alguna diferencia? En este caso quizás no, aunque creo que gana fuerza el presente, la sensación de inmediatez, la ilusión de que lo que se cuenta va sucediendo mientras lees.

En cuanto a tiempos hay tres formas de contar, tres formas en las que puede situarse el narrador con respecto a su historia. En presente, en pasado y en futuro. Naturalmente hay matices. Y cada una de estas formas da una sensación diferente. La forma canónica de contar siempre fue en pasado, los había una vez.

Haz un pequeño ejercicio. Intenta leer tu historia favorita contada en otro tiempo verbal. ¿Hay diferencias? Ahora, cada vez que las cosas se atasquen piensa en si lo que escribes debería ser contado de otra manera, desde otro punto de vista. Algo así a veces puede ayudarte.

No hay comentarios: