Leía Corsarios del levante de Arturo Pérez Reverte cuando me topé con esto:
Arriba, en lo que había sido cámara de boga y ahora era revoltijo de sangre y escombros, galeotes vivos y muertos gemían encadenados entre los restos de sus bancos y los pedazos de arboladura, jarcia y remos.
¿Los galeotes muertos también gemían? Qué bueno ¿no? Me recordó el rucio de Sancho que aparece y desaparece en el primer Quijote. No digo que a cualquier escritor no se le pueda escapar un detalle así en un libro de trescientas páginas, lo que me extraña es que no lo hayan visto los editores, correctores y toda la banda. ¿Quizás es que ya habían arreglado demasiadas cosas? Nooooooooooo, era sólo una broma, no quiero ser malo. Sé que no tiene importancia pero a mi me hizo mucha gracia.
viernes, 25 de abril de 2008
Borrones
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2 comentarios:
Hombre, es normal. Es un libro de Pérez Reverte.
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